sábado, 2 de abril de 2016

¿Y por qué me dejarías de gustar?

Este post es continuación de La relación entre la mesa y las decisiones

Ya tienes una lectura previa.

Allá voy...

Terminó el día laboral y un amigo que tiene ruta para llegar a su hogar, después del trabajo curiosamente pasa por la casa de ella.

Así que le pedí el favor de llevarme para esos lugares que tenía muchos meses de no ir, él, muy generoso me ha dejado casi en la puerta de su casa y yo sin saberlo.

Me bajé del auto y empecé a caminar, a donde mi instinto me llevaba «no puedes fallar mijo, lo estás deseando desde hace mucho tiempo, hoy no fallas» y fallé.

Estaba perdido «hasta al mejor chef se le va la papa entera» así que tomé mi celular y le escribí, después de enviar el mensaje levante la mirada  y a lo lejos vi que una persona se asomaba por la ventana de un auto y me grito: "sube", (sí, queridos lectores, en efecto me había pasado de su casa, mis cálculos no habían sido correctos).

Llegamos al estacionamiento, bajamos del auto y por fin lo que mas quería, estar de frente a ella mirarla a los ojos (unos ojos pequeños pero muy expresivos) «debes contener las ganas de abrazarla y besarla, no estamos solos, me dije» , por primera vez la vi de frente.

Ella: -¡Hola!-

Yo: respondí con un ¡Hola! mas tartamudo «me estoy muriendo por abrazarte, pensé». Nos dimos un beso en la mejilla y emprendimos el camino a su casa, ese lugar donde estaría frente al paredón «yo solo contra el interrogatorio familiar».

En el camino conversábamos de las cosas clásicas (pero sin ser menos importantes) ¿cómo te fue? ¿cómo fue tu día? ¿te perdiste para llegar? «claro que estaba perdido, pero no se lo diría», etc. Una vez en casa me presentó a su madre (una mujer muy linda, de mas baja estatura, amable como pocas), me dio la bienvenida a su casa.

Nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar, empezar a conocernos en persona. Esos días de hablar "digitalmente"habían terminado.

En otra ocasión hablaré de cómo la conocí.

Yo sentado frente a ella, idiotizado escuchando como hablaba (es muy expresiva, sus ademanes). Detenidamente su forma de pensar (lo que me había enamorado desde siempre).

Ya saben el: "Yo, tu, nosotros", hablando de todo, abrazándola «ni pensar en besarla por que estaba su sobrino»cierto, lo olvidaba, había llegado su padre, un señor de gran porte, ni lento ni perezoso le dí un apretón firme de manos para saludarlo, presentándome con nombre y apellido como debe ser.

Su sobrino un pequeño de unos 4-5 años, muy lindo y protector, sobre ella siempre y midiendo la distancia entre nosotros. Lo que cualquier sobrino haría viendo a su tía preferida siendo "atacada por un desconocido para él".

Antes o después de la aparición del pequeño, me aventure e hice una de las cosas que siempre había querido y fue abrazarla y oler, respirar su cabeza, a pesar que me dijo que se había pintado el cabello, yo quería, no, necesitaba saber su olor. Fue mágico. Entre esos va y vienes de su sobrino nos abrazábamos y soltabamos para que no le dieran mas celos a su sobrino.

Pasamos las horas y seguimos hablando de muchas cosas que solo quedarán entre nosotros. El tiempo pasó muy rápido, en esos momentos recordé la ley de la relatividad según mi primo Dario:
"Te quemas un segundo y parecen horas, pero cuando estás con ella, las horas parecen segundos, el tiempo va muy rápido".

Cuanta razón, las horas nos alcanzaron y aunque pudiéramos haber estado horas hablando, ya no se podía, tenía que partir. Llamó un taxi, las horas habían pasado sin darnos cuenta.

Caminamos a la puerta, ya había terminado el día de visita, siendo "manojo de llaves" me tomó de la mano «una mano pequeña, pero firme» y antes de que llegara el taxi lo que estaba esperando desde hace muchos meses, nuestro primer beso, en este punto les digo que los detalles me los guardo para mí.

Llegó el taxi que había llamado... Me subí diciendo adios y cuando llegué a casa, es hora de dormir y en la conversación nocturna:

Yo: Lo he pasado genial, hacia años que no tenía un día así, es hora de irse a dormir (era fin de semana y sé que le gusta dormir).
Ella: hizo la pregunta de nuestro primer encuentro..

¿Cuéntame todavía te gusto?...

Y respondí con el título de éste post.

Todo lo que escribo aquí, puede haberme sucedido... o tal vez no

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